Nacida en la localidad valenciana de Bocairente el 12 de noviembre de 1842, Tomasa Ortíz Real ha trascendido a la historia como Madre Piedad de la Cruz.

La inclinación religiosa de la pequeña Tomasa se hizo patente desde su niñez. El día de su primera comunión afirmaba que «sentía una llamada a la vida religiosa». Estos sentimientos, que encontraron la oposición de su padre, se hacen más fuertes durante su adolescencia, en la que la oración, el sacrificio y la fuerza de voluntad conforman su propósito. El choque con su progenitor se salda finalmente a favor de Tomasa, tras un episodio en el que pasa oculta tres días orando en una de las cuevas de Bocairente. Su primera experiencia como religiosa de clausura acaba en fracaso. Su periplo por diversos conventos de la provincia acaba de nuevo en Bocairente, debido a su frágil salud. En 1866, tras la muerte de su madre, la familia se traslada a Canals debido a la boda de su hermana Rosa con Francisco Torres.

En dicha localidad, Tomasa, ayudada por sus hermanas Antonia y Mariana, abre su primera escuela y se dedican a ayudar a los pobres y enfermos. Finalmente, su vocación la hace ingresar en 1874 en las Carmelitas de la Caridad de Vich (Barcelona). Aún novicia, predice la terrible epidemia de cólera que asolaría la Ciudad Condal, adonde es trasladada junto sus compañeras para asistir a los enfermos. Tomasa contrae la enfermedad y por segunda vez, debe abandonar el noviciado. Permanece en Barcelona, trabajando como obrera textil y viviendo en una humilde pensión. Rechaza una proposición matrimonial y se traslada, como huésped-empleada, al Colegio de las Madres Mercedarias de la Enseñanza. Allí da clases, borda y ayuda en la cocina durante seis años y medio. Convencida de que su vocación real es ser «anacoreta en el desierto», sólo los consejos de su confesor, Gualtero de Castro; y el obispo de Barcelona, Catalá, la hacen desistir y la encaminan hacia la fundación de una nueva congregación. Pese a todo, Tomasa se traslada al desierto de las Palmas de Benicassim. Allí, en el convento de los padres Carmelitas, Fray Pascual de Cristo, la convence para retornar a Barcelona y acatar las órdenes de su confesor.

Y será en la Ciudad Condal donde reciba la iluminación que finalmente la haga fundar una congregación. Estando en oración se le aparece el Corazón de Jesús, que le dice «funda, hija mía, que de ti y de tu congregación siempre tendré misericordia». En el mes de marzo de 1881 sale de Barcelona, con las Constituciones y el hábito de las Carmelitas de Vich. La acompañan tres postulantes, con las que alcanza finalmente la huerta murciana, con el beneplácito del obispado de Cartagena, con la intención de fundar una famila religiosa dedicada a la atención de los muchos pobres, enfermos y huérfanos que dejó dos años atrás en nuestras tierras la riada de Santa Teresa. En Puebla de Soto, a apenas un kilómetro de Alcantarilla, funda la primera comunidad de Terciarias Carmelitas, dedicada a la educación de niñas pobres y al cuidado de los enfermos. En 1886 funda la segunda, en la localidad albaceteña de Caudete. Sor Aguasvivas será la primera superiora de esta comunidad.

Finalmente, en 1887, la comunidad originaria se traslada de Puebla de Soto a Alcantarilla. La falta de aprobación de la autoridad diocesana para ambas comunidades produce algunos roces entre las mismas. Las religiosas de Caudete, animadas y sostenidas por los Padres Carmelitas Descalzos de aquella villa, deciden trasladar la Casa Madre a Caudete y fundar una nueva congregación, las Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo, bajo la protección del obispo de Orihuela. En agosto de 1890, las hermanas de Caudete llegan a Alcantarilla y se llevan a las novicias, dejando solas a Madre Piedad con sor Alfonsa. Desconsolada, Madre Piedad se dirige con ella a Mons. Tomas Bryan y Livermore, obispo de Cartagena-Murcia, les aconseja un mes de retiro espiritual en el convento de las Salesas Reales de Orihuela, en el que planear una nueva fundación, tomando como protector un Santo Obispo.

Finalmente, el 8 de septiembre de 1890, Madre Piedad de la Cruz funda la Congregación de Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús en el número 14 de la calle De la Amargura. Toma como patrón a San Francisco de Sales. Surgen vocaciones y se reciben numerosas peticiones de fundaciones. Entre 1892 y 1915, un año antes de la muerte de Madre Piedad, se fundan 25 casas en las provincias de Albacete, Alicante, Burgos, Madrid, Valencia y Murcia.

En febrero de 1916, Madre Piedad cae gravemente enferma y el sábado 26 de ese mes a las 22 horas y 15 minutos, a los 73 años, muere. La reacción del pueblo alcantarillero no se hace esperar: «Ha muerto la madre de los pobres», «ha muerto la santa». Cientos de vecinos pasan por la capilla en la que reposan sus restos a darle un último adiós. Este aura de santidad y las pruebas de su inmensa labor en pro de los pobres mueven al obispo de Cartagena, en 1982, tras el preceptivo nihil-obstat (no hay obstáculo) Vaticano, a promover su Causa de beatificación y canonización. En el intervalo entre ambos hechos, la historia no dejó de correr. En 1935 se obtiene el Decreto Pontificio de Alabanza, promulgado por el entonces Papa Pío XI. Un año más tarde es profanado su sepulcro, y el 12 de junio de 1953 se produce la aprobación definitiva de la Congregación, por el Papa Pío XII. El proceso de beatificación y canonización es largo. Abierto el 6 de febrero de 1982, con el padre Antonio García Sánchez como vicepostulador, se espera que en la primavera de 2004 culmine su primera parte con la beatificación. Veinte años antes se produjo la aprobación de la validez del mismo en Roma, y se nombró al Padre Romualdo Rodrígo, agustino, como Postulador de la Causa. Para lograr la beatificación, la Iglesia requiere de un milagro. Este favor se dio con la curación de una religiosa con la intercesión de la Madre Piedad.En la actualidad, la Congregación que fundara en Alcantarilla es parte indisoluble de su historia y la de muchos jóvenes, cuyos primeros pasos en la educación fueron dados en las instalaciones renovadas de la congregación. Conocido popularmente como el colegio de las monjas, hoy en día sigue siendo todo un referente de dedicación y calidad docente.

El 21 de marzo de 2004 Madre Piedad de la Cruz fué beatificada en Roma. Esta es la fecha anunciada para la culminación de un proceso que permitio a Alcantarilla contar un acontecimiento extraordinario, de marcado carácter no sólo religioso, sino también social.